domingo, 6 de marzo de 2011

ENAJENACIÓN NO MENTAL.

¿Loco yo? Parece mentira. Años de tratamiento infructuoso.  Lo único que en un principio consiguieron diagnosticarme cuando tenía esos terribles dolores de cabeza  fue un alto grado de enajenación mental. ¡VÁYANSE A LA MIERDA!
Loco el que mata, que parece que la vida de los demás vale menos que un trozo de carne.
Loco el que miente, que tiene una risa nerviosa que le delata, ¡será cobarde!
Locos todos los que miran el mundo como si fuera un sueño.

Sí, ¡la humanidad está loca! Pero, ¿yo?
A mí las pastillas me han vuelto cuerdo y sano. No sé mentir, no sé matar y no sé soñar.
Han acabado conmigo.
Y  ahora van y me dicen que aún no es suficiente, que todavía no me he curado por completo.
Malditos bastardos.

Hasta ese gato de ahí vuela más alto que yo, ¡será posible!
¡Y que no me digan que no tomo suficiente mediación! Esas pastillas se cuelan en mi boca por la noche, las veo venir desde cualquier parte, y con sus grandes manos me aprisionan y se cuelan dentro de mí, y ya entre mucosas y epitelios me bombardean por dentro.
No volveré a ir, me daré a mi mismo el alta. Y que se olviden de mí.
Upsss ¡cuidado! Por los pelos esa ardilla que camina por la acera no me ha pegado un mordisco, si tuviese aquí un tirachinas la mataba… ¡mierda!, ¡que se me ha olvidado matar! ¿Ven como yo no estoy loco?
Me estoy enfureciendo de tal manera que ahora mismo pisaría a todas esas ranas que saltan por la calle.
Loco yo… Já.
AGONO



No hay comentarios: