jueves, 10 de marzo de 2011

Hay dias, y dias...

Hay días en los que las cosas no salen bien.

No cabe ninguna explicación razonable para comprender este extraño fenómeno, simplemente, es así.

Puedes ser una persona genial, tremendamente feliz, con una vida plena y un alma sana, pero si llega uno de esos días...¡date por jodido, amigo! Porque discutirás con tus seres queridos, se te romperá la taza del desayuno y se te pinchará una rueda en pleno Ordoño II. Además, se te quemarán los filetes de pollo, te quedarás sin batería en el móvil, te tocarán las narices en el trabajo, te bajará la regla (seas hombre o mujer, ¡cuidadín!) y ninguno de tus colegas estará disponible para tomar unas cañas y ya de paso, emborrachar a los demonios que habitan tu cuerpo en este tipo de jornadas...

¡Qué le vamos a hacer! Menos quejarse hombre, ¡si esa es la salsa de la vida! Tener de vez en cuando algún día de mierda, y sobrevivir a él...
Al fín y al cabo, el rincón acolchado, calentito y acogedor en el que descansas cada noche, te estará esperando para convertirse una vez más en tu burbuja protectora, y a su vez, la suave almohada que abriga tu tremendamente agotada cabeza, te susurrará al oído, una vez más, que mañana, campeón, será otro día, ¡Seguramente mejor!





Snake Skin

1 comentario:

Anónimo dijo...

... terribles esos días. A lo largo del día te dices muchas veces por que me he levantado de la cama.