jueves, 24 de febrero de 2011

Tejiendo bufandas.

"...Porque la calle forma un tejido en que se entrecruzan miradas de deseo, de envidia, de desdén, de compasión, de amor, de odio, viejas palabras cuyo espíritu quedó cristalizado, pensamientos, anhelos, toda una tela misteriosa que envuelven las almas de los que pasan."
Rayuela.

Álex asemejaba el andar por la calle al luchar contra una jungla de enredaderas. Los codos y los hombros se chocan unos con otros. Las miradas resbalan por encima de los abrigos. Las voces forman un murmullo general que flota por encima de un metro de su cabeza. A Álex le recordaba a cuando su padre sacaba a las ovejas al pastoreo. Se movían, se mezclaban, todas idénticas, chocándose, un poco desenfrenadas. 
Imaginaba que cada una de esas personas era un ovillo de lana tejido que nunca se acababa y del cual iba soltando hebra cuando caminaba. La gente se enredaba, cada uno con su lana de colores formando un jersey que abrigaba las calles de la ciudad. ¡Se estaban enredando sin darse cuenta! Y cuanto más enredabas las calles, menos te podías mover.

Le gustaría coger con unas tijeras y cortar todo ese entramado.
Proclamar la independencia de cada uno. Decirle: "eh, ya no formas parte de la calle". 
Dejar que cada uno se recompusiera, recogiera la hebra habían soltado por las calles y volvieran a tejerse.

...Y sin embargo, no le importaría perder una de sus piernas de lana para tejer con alguien una bufanda. A veces se sentía tan solo...

Indis

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